Autismo y salud visual: ¿por qué es clave el examen oftalmológico en niños con TEA?
La importancia del examen oftalmológico en niños con Trastornos del Espectro Autista (TEA)
Introducción:
En los niños con trastorno del espectro autista (TEA), detectar problemas visuales puede ser más difícil, pero también más importante. La visión es una de las principales vías de conexión con el entorno, y una alteración no detectada puede acentuar dificultades ya presentes en su desarrollo. En este artículo, exploramos cómo se realiza un examen oftalmológico en niños con autismo y por qué es esencial consultar de forma preventiva.
- El desafío y el arte de examinar la visión en niños con autismo
Realizar un examen oftalmológico en un niño con autismo requiere algo más que técnica: exige empatía, paciencia, tiempo y adaptación. Muchas veces, estos niños pueden mostrarse reticentes al contacto visual, sentirse incómodos con estímulos visuales o auditivos, o tener dificultades para comunicar lo que ven.
Por eso, el rol del oftalmólogo se transforma: se vuelve un observador atento, que adapta sus herramientas y métodos. Utiliza el juego, da espacio para la familiarización, respeta los tiempos del niño y se apoya en el lenguaje no verbal y en la guía de los padres. Con paciencia y experiencia, es posible lograr un examen completo y confiable, incluso cuando la colaboración no es inmediata. Incluso cuando la colaboración es casi nula.
- Lo que no se dice… pero se ve
Muchos niños con TEA no expresan verbalmente si ven bien o mal. Y muchas veces, su comportamiento puede confundirse con características del espectro, cuando en realidad están respondiendo a un defecto visual.
Algunos signos de alerta incluyen:
Acercarse demasiado a los objetos.
Desinterés visual aparente.
Movimientos extraños de los ojos.
Evitación de la luz o fijaciones inusuales.
Errores refractivos como miopía, hipermetropía, astigmatismo, o condiciones como el estrabismo o enfermedades de retina, pueden pasar desapercibidos si no se realiza un examen específico. Detectarlos a tiempo puede cambiar por completo la forma en que el niño se vincula con el mundo.
- La consulta oftalmológica como herramienta preventiva
La clave está en no esperar a que el niño se queje. En los niños con autismo, el examen oftalmológico debe ser parte de los controles de salud periódicos, incluso si no hay síntomas evidentes.
Una consulta oftalmológica preventiva permite:
Evaluar la agudeza visual de manera adaptada.
Detectar problemas que podrían dificultar el aprendizaje o la socialización.
Brindar recomendaciones personalizadas según las necesidades del niño.
Incluir al oftalmólogo en el equipo de profesionales que acompañan al niño con TEA puede marcar una diferencia significativa en su calidad de vida.
- Un mensaje a las familias y profesionales de la salud
El mensaje es claro: mirar los ojos de un niño es mirar su manera de estar en el mundo. No demos por sentado que todo lo que parece “propio del autismo” lo es. A veces, una dificultad visual no diagnosticada es parte del cuadro, y corregirla puede abrir nuevas puertas al desarrollo y al bienestar.
A los padres: consulten, incluso si no hay quejas. A los profesionales: recomienden el control oftalmológico como parte de una mirada integral.
Cierre: Ver más allá del diagnóstico
Cada niño con autismo merece ver bien. Merece que nos tomemos el tiempo, que adaptemos la consulta, que lo esperemos con respeto y sin apuro. En mi experiencia, me he encontrado con sorpresas muy agradables de niños que son muy colaboradores, que pueden comunicarse mejor de lo que uno supondría, e incluso mejor de lo que los padres creían. Y créanme que es muy gratificante ver, a veces, ese esbozo de sonrisa, ese acercamiento con confianza, ese saludo sincero y esa sonrisa de esa madre que se alegra tanto de que su hijo colaboró con el examen y fue diagnosticado a tiempo. Es un gran desafío y responsabilidad, pero vale cada minuto invertido. Porque ver la vida, para ellos, también puede significar vivirla mejor.
Dr. Luis Nieto Silva
Especialista en Oftalmología