Una guerra, un hallazgo inesperado y el origen de las lentes intraoculares
A 75 años del primer implante de lente intraocular, recordamos cómo la Segunda Guerra Mundial fue clave para revolucionar la cirugía de cataratas.

¿Qué tiene que ver una guerra con la cirugía de cataratas?
Parece increíble, pero uno de los mayores avances en oftalmología nació en medio del caos. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, muchos pilotos heridos por fragmentos de plexiglás —el material transparente de las cabinas de los aviones— llegaban con astillas en los ojos… que no eran rechazadas por el organismo.
Ese detalle, que podría haber pasado desapercibido, despertó la curiosidad del cirujano británico Sir Harold Ridley. ¿Y si ese material podría usarse dentro del ojo de forma segura?
La primera lente intraocular
Con esa intuición, Ridley se atrevió a lo impensado: fabricar una lente con ese mismo material, el PMMA (polimetilmetacrilato), e implantarla dentro del ojo de un paciente con cataratas.
El 29 de noviembre de 1949, en un quirófano de Londres, se realizó el primer implante de lente intraocular en la historia. Aquel paciente volvió a ver. Y la historia de la cirugía ocular cambió para siempre.
Hasta ese hito tan sorprendente, los pacientes eran sometidos a cirugías en las que se extraía por completo el cristalino cataratoso y se cerraban los ojos suturándolos para finalizar la cirugía. Por lo tanto, no podían ver más que bultos. Entonces debían usar anteojos de mucho aumento y muy pesados, por cierto, para recuperar nitidez en su visión.
Tuve la oportunidad de estar presente en el último congreso de la Sociedad Europea de Cirujanos de Catarata y Refractiva (ESCRS), en Barcelona en septiembre pasado. Allí se realizó un homenaje al Dr. Ridley, para lo que se dispuso de un sector en el que se montó un mini museo con todos los detalles relacionados a este hecho histórico, además de la recreación de un consultorio oftalmológico de aquella época. En fin, un fascinante viaje en el tiempo.
75 años después
Hoy, las lentes intraoculares son mucho más modernas, más sofisticadas y con mejores beneficios: multifocales, tóricas, de rango extendido, etc. Pero la esencia sigue siendo la misma: devolverle a una persona la capacidad de ver con nitidez, de recuperar autonomía, profundidad y color.
Ver la vida
Desde aquel descubrimiento que nació en la guerra, hasta la cirugía de cataratas moderna que realizamos hoy, han pasado muchas cosas. Pero la emoción de ese primer paciente —y de cada persona que vuelve a ver gracias a una lente— sigue intacta.
Porque en definitiva, no se trata solo de ver bien.
Se trata de volver a ver la vida.
Dr. Luis Nieto Silva
Especialista en Cirugía Facorefractiva